PRINCIPIOS DE LA MUSICA LITURGICA
Presentamos los principios y
características que debe tener la música litúrgica según las recomendaciones
del Magisterio sobre música sagrada:
La tradición musical de la Iglesia universal constituye un
tesoro de valor inestimable, que sobresale entre las demás expresiones
artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras,
constituye una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne. La música sacra,
será tanto más santa cuanto más íntimamente esté unida a la acción litúrgica.
Los cantos deben poseer características de verdadera música
sacra y que también estén al alcance de los coros más modestos y fomentar la
participación activa de toda la asamblea de los fieles.
Los textos destinados al canto sagrado deben estar:
- De acuerdo con la doctrina católica.
- Deben Inspirarse principalmente de la
Sagrada Escritura y en las fuentes litúrgicas.
Cfr. Sacrosanctum
Concilium 112 y 121
PRINCIPIOS DE LA MUSICA LITURGICA
EL TEXTO: es lo más importante en la música litúrgica expresa:
Ø
La
Palabra de Dios cantada.
Ø
La
Doctrina Católica hecha canto, (por ello no se pueden aceptar cantos no
católicos).
Ø
Nuestra
oración cantada.
Ø
La
música debe revestir de adecuadas melodías los textos litúrgicos propuestos.
Ø
Melodía,
texto y rito deben estar unidos y deben tener coherencia, allí está el arte de
la celebración, conjugar arte y teología en la oración.
LA VOZ: Dado el punto anterior la
voz humana es lo mas importante en la liturgia, y los instrumentos tienen
una función de acompañamiento, por tanto no deben sobresalir ni opacar la
voz.
Ø
La
voz debe ser clara, cuidada, con un mínimo de técnica para no gritar ni
presentar el texto de forma escandalosa.
Ø
El
modelo del canto litúrgico es el canto gregoriano, ya que este reviste el
texto, y lo presenta de una forma solemne y bella. Nos enseña la Iglesia que es
el canto que mas eleva las almas a Dios.
Ø
Siempre
debemos tener presente que con nuestra voz, ayudamos a que los fieles se
encuentren con Dios en la oración litúrgica y participen en la celebración.
Ø
Los
instrumentos deben ser tocados con arte y técnica, para ello es importante
ensayar y prepararse. Hay que crear música y no ruido que interrumpa la oración
y el encuentro con Dios.
LOS INSTRUMENTOS: pueden ser usados
en la liturgia, teniendo en cuenta la aceptación popular y que sirvan realmente
a la celebración sin distraer de sus fines. Por ejemplo, si se utilizan
tambores en la liturgia, de tal forma que incitan a bailar, no motivan a la
oración, distraen, sobresalen sobre las voces, no permiten que se comprendan
los textos, a la mitad de la asamblea le parecen inadecuados para la Misa, etc.
Lo mejor sería no usarlos, o utilizarlos de manera mucho más discreta, de forma
no ruidosa, solo como un fondo rítmico muy suave.
INSPIRACION: Ocupan el primer lugar
en importancia los cantos inspirados en la Sagrada Escritura, las fuentes
patrísticas, y las fuentes litúrgicas. Así como respetar siempre nuestra
doctrina católica y no perder de vista que nuestra música es oración, profunda
y amplificada siempre al servicio de la liturgia.
Ø
Utilizar
en los tiempos litúrgicos los cantos que se inspiran en los textos bíblicos
propios.
Ø
Es
conveniente en la medida de lo posible, utilizar cantos inspirados en el
evangelio, por ejemplo los domingos.
Ø
Los
cantos contienen la doctrina de nuestra Iglesia, en ellos encontramos nuestras
verdades de fe y son el reflejo de ellas.
Ø
Por
ello es importante valorar el tesoro artístico y doctrinal que a lo largo de
los siglos se ha ido acumulando en la música católica. Razón también por la
cual no debe utilizarse música de grupos religiosos ajenos o contrarios a
nuestra Iglesia.
PARTICIPACION: La razón de ser de la
música litúrgica es la participación de los fieles:
Ø
Lo
ideal utilizar cantos que sean tradicionales o conocidos por la comunidad.
Ø
Se
pueden utilizar cantos nuevos, pero es recomendable ensayarlos con la
comunidad, para ello se pueden prever tiempos de ensayo y utilizar los cantos
algunas semanas para que la comunidad los aprenda y domine.
Ø
Los
músicos deben de tener presente que son servidores de la liturgia, y no deben
cantar solo lo que les guste, sino apegarse a la liturgia.
Ø
Los
músicos deben de participar de la liturgia, y no tener la actitud de dar un
concierto, donde los fieles son su auditorio que solo los contemplan en actitud
pasiva. El ideal de los ministros de la música es hacer que la comunidad
participe cantando.
LA NORMA PARA UN CANTO LITÚRGICO: es que sea compuesto para la liturgia, es decir,
para un momento propio de la liturgia (Procesión de entrada. acto penitencial, Aclamaciones, procesiones, etc,)
Ø
Las
parodias están totalmente prohibidas, ya que han sido compuestas para otros
momentos y con intenciones diferentes. Evocan momentos de la vida, lugares y
épocas, que no es lo propio en la celebración. Es una falta de respeto a las
composiciones y compositores, si se tiene talento musical hay que utilizarlo
para crear cantos propios para la liturgia y no plagiarlos arbitrariamente.
EL MODELO: Existe un modelo para la
música litúrgica: el canto gregoriano es el acabado modelo de música religiosa,
pudiendo formularse con toda razón esta ley general: Una composición religiosa será más sagrada y litúrgica cuanto más se
acerque en aire, inspiración y sabor a la melodía gregoriana, y será tanto
menos digna del templo cuanto diste más de este modelo soberano (Tra Le
Sollecitudini n. 3). Siempre tenemos que buscar asemejarnos al modelo supremo
de nuestra música, y no lo contrario, cuando se toma como modelo algún artista
o grupo musical, es decir, de cualquier género de música no religiosa, se va
alejando de la liturgia.
MUSICA NO CATOLICA: Evitar siempre cantos que no sean católicos.
La
música protestante o de alguna secta o grupo religioso, tiene doctrina
diferente, es decir, no católica (heterodoxa) su concepción de Jesús, su idea
de salvación son totalmente diferentes de las nuestras.
La liturgia pide que se observen bien el sentido y la
naturaleza propia de cada parte de la Eucaristía
y de cada canto. Para conseguir esto, es preciso, en primer lugar, que los
textos que por sí mismos requieren canto se canten efectivamente, empleando el
género y la forma que requiera su propio carácter. (Cfr. Instrucción
"MUSICAM SACRAM" sobre la música en la sagrada liturgia n. 6)
Es triste escuchar expresiones que
hacen referencia a que en el culto protestante la música hace llorar y
despierta muchas emociones, y por ello es mejor; hay que tener claro que nuestra
música no busca despertar emociones, sino dar gloria a Dios y santificar a los
fieles, nuestra música está al servicio de la Liturgia y procura el bien
espiritual; para nosotros lo emocional no es un parámetro para valorar nuestra
música. Hay música católica excelente, mas bien no la conocemos, nuestro tesoro
musical es de siglos, hunde sus raíces en el canto griego y judío desde tiempos
inmemorables, es precisamente en nuestra Iglesia donde encontramos el
desarrollo de la escritura musical, y de la armonía.
La primera norma litúrgica
consiste en hacer lo que se dice mientras la música y el canto
artísticamente dicen lo que se hace, es decir lo que se está produciendo,
acción litúrgica.
Por ejemplo el canto de ofertorio habla del pan y vino que se presentan
para ser transformados en el cuerpo y sangre del Señor. Si se canta otro
tipo de canto como el Ave María, o se interpreta una pieza musical profana
pierde su sentido dentro del Rito propio de la celebración.
El canto de comunión habla de los files que comulgan, es
decir reciben el cuerpo y sangre del Señor. En este momento no tiene
sentido cantar una canto Mariano, penitencial o de alabanza.
LA MÚSICA LITÚRGICA se desarrolla
dentro del espacio celebrativo ritual, unida a la acción litúrgica sacramental
y expresa con mayor delicadeza la oración y enriquece con mayor solemnidad los
ritos sagrados, a diferencia de aquella que ha sido compuesta para otros fines
y que por tanto no es litúrgica. No es un accesorio para embellecer, sino parte
de la liturgia. Sierva de la liturgia y noble ayuda para la misma.