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Lectio Divina
Lectio Divina 1

Formación para Músicos Católicos

 
Pbro. Juan Manuel Venegas Medina
Responsable de la Dimensión de Música Sagrada
Arquidiócesis de Tlalnepantla
 
“Pues aquel que canta alabanzas, no solo alaba,
sino que también alaba con alegría; aquel que canta alabanzas,
no solo canta, sino que también ama a quien le canta”.
–San Agustín de Hipona
 


¿Qué es la Lectio Divina?

La expresión Lectio Divina quiere decir "lectura de Dios", e indica la "lectura orante" de la Biblia. El primero en utilizar esa expresión fue Orígenes, quien afirmaba que para leer la Biblia con provecho es necesario hacerlo con atención, constancia y oración.

¿Como surge?

La sistematización de la Lectio Divina en cuatro peldaños proviene del s. XII. Alrededor del año 1150, Guido, un monje cartujo, escribió un librito titulado La escalera de los monjes, en donde exponía la teoría de los cuatro peldaños:

"Cierto día, durante el trabajo manual, al reflexionar sobre la actividad del espíritu humano, de repente se presentó a mi mente la escalera de los cuatro peldaños espirituales: la lectura, la meditación, la oración y la contemplación. Esa es la escalera por la cual los monjes suben desde la tierra hasta el cielo".

Ø  La lectura es el estudio asiduo de las Escrituras, hecho con espíritu atento.
Ø  La meditación es una actividad diligente de la mente que, con ayuda de la propia razón, busca el conocimiento de la verdad oculta.
Ø  La oración es el impulso ferviente del corazón hacia Dios, pidiendo que aleje los males y conceda cosas buenas.
Ø  La contemplación es una elevación de la mente sobre sí misma que, pendiente de Dios, saborea las alegrías de la dulzura eterna».
 
¿Por qué, si soy musico católico, tengo que hacer la lectio divina?

El Concilio Vaticano II recuperó, felizmente, la anterior tradición y exhorta, con insistencia, a los fieles a leer asiduamente la Escritura.
«El Santo Sínodo recomienda insistentemente a todos los fieles, la lectura asidua de la Escritura, para que adquieran la ciencia suprema de Jesucristo (Filp 3,8), "pues desconocer la Escritura es desconocer a Cristo" (...) Recuerden que a la lectura de la Sagrada Escritura debe acompañar la oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre, pues "a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras"» (DV 25).

Esquema de la Lectura orante que realizaremos:

Ø  Invocación al Espíritu Santo
Ø  Entronización de la Palabra de Dios
Ø  Lectura de la Palabra de Dios
Ø  Meditación de la Palabra
Ø  Oramos con la Palabra
Ø  Coloquio de lo Aprendido y orado
Ø  Contemplamos la Palabra
Ø  Hacemos compromisos

 
Lectio Divina
En el nombre del Padre y del hijo y del Espíritu Santo

1. INVOCACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu y serán creadas todas las cosas.
Y renovarás la faz de la tierra.
 
Oremos:
¡Oh Dios, que has instruido
los corazones de tus fieles
con luz del Espíritu Santo!,
concédenos que sintamos rectamente
con el mismo Espíritu
y gocemos siempre de su divino consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

CANTO

Ven, Oh Santo Espíritu
Ven A Nuestras Almas
Y del cielo envíanos
Luz de Viva gracia (2).
 
2. ENTRONIZACIÓN DE LA SAGRADA ESCRITURA

CANTO:

Tu Palabra me da vida
Confió en ti Señor
Tu Palabra es eterna
En ella esperare.

3. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

De la Carta a los Efesios 5, 18-21

" Reciten entre ustedes salmos, himnos y cánticos inspirados"
"Canten para el Señor desde lo hondo del corazón".
"Toquen para el Señor desde lo hondo del corazón".
"Den gracias siempre y por todo al Dios Padre en el nombre de Jesús".
"Sométanse los unos a los otros en atención a Cristo".
 
4 MEDITACIÓN

La carta de San Pablo a los Efesios constituye una especie de testamento espiritual de Pablo a las iglesias de Asia Menor.
La segunda parte del capítulo 5 se podría titular "Carta del Apóstol San Pablo a los Ministerios de Música Cristianos".
Pablo hace una exhortación fundamental: "¡Llénense del Espíritu Santo!", seguida de cinco verbos: (Ef: 5:18-21)

1.    Reciten
2.    Canten
3.    Toquen
4.    Den gracias
5.    Sométanse

La plenitud del Espíritu tiene como consecuencias el canto, la alabanza, la acción de gracias y la entrega mutuas.

Pero, por otra parte, quiere hacernos comprender que cuando cantamos unidos unos a otros, alabando al Señor y dándole gracias por todo, estamos más abiertos a la acción del Espíritu y lo experimentamos en mayor plenitud.

El canto es, a la vez, una característica de la Plenitud del Espíritu y un medio de lograrla. Es como un canal de doble dirección:

Ø  Por Él recibimos la vida de Dios.
Ø  Por Él expresamos esta vida que está en nuestro interior.

Este texto de Efesios es, pues, clave para captar la importancia de la música y el canto en nuestra vida espiritual, especialmente en su aspecto comunitario parroquial.

Pablo nos habla de cantar salmos, himnos y cánticos inspirados. Destaca el valor de cada uno de ellos, según los tiempos y las circunstancias, tenemos necesidad de diferentes tipos de cantos y de música. Debemos tener esto muy en cuenta en nuestro ministerio, servicio o trabajo en la Iglesia.

Ø  Existe la música litúrgica.
Ø  Música de evangelización.

La gran ventaja de los salmos es que nos ofrecen un texto del que podemos estar seguros de que gusta a Dios, ya que Él mismo lo ha inspirado.

Los himnos que aparecen en los libros históricos, en Isaías y Jeremías, en las cartas de San Pablo y en el Apocalipsis.
A ellos podríamos añadir todos los cánticos compuestos en el transcurso de los siglos y que constituyen uno de los tesoros más preciosos de la Iglesia.

"Canten a Dios con todo el corazón"
Dios es el destinatario de nuestros cantos.
 
LA MÚSICA EN SAN AGUSTÍN

“Cuanto lloré entre los himnos y los cánticos, vivamente conmovido por las voces de tu Iglesia suavemente exultante. Aquellas voces vertían en mis oídos, destilaban la verdad en mi corazón; me encendían sentimientos de piedad; las lágrimas brotaban y me hacían bien” (S. Agustín, Confesiones, IX 6, 14).

San Agustín nació el 13 de noviembre del año 354 en Tagaste. En su juventud se dejó arrastrar por los malos ejemplos y, hasta los treinta y dos años llevo una vida licenciosa, aferrado a la herejía maniquea que afirmaba que Dios era el principio de todo bien y la materia el principio de todo mal.

Agustín después de desilusionarse de la secta, decidió emigrar a Milán, donde obtuvo el puesto de profesor de retórica, ahí fue bien acogido y conoció al obispo de la ciudad: San Ambrosio. Así pues, asistía frecuentemente a los sermones de San Ambrosio el cual era famoso por su erudición. Los discursos del Santo empezaron a producir impresión en la mente y el corazón de Agustín. Este comprendió que la verdad estaba en la Iglesia católica.

CONTEXTO

Este enunciado pertenece a la obra de San Agustín: “Confesiones”, donde el autor nos narra la historia de su conversión.
San Agustín muestra que fue un gran pecador, hace referencia a la gracia de Dios y a Su maravilloso poder: Aquí, la defensa de la verdad cristiana se entreteje con la vida de Agustín.
El contexto de este texto se basa en la persecución de los arrianos. La emperatriz Justina que era arriana, había enviado un asesino para matar al obispo Ambrosio por no querer cederle una iglesia a los arrianos. San Ambrosio, para luchar contra la herejía del arrianismo, escribía sermones para que sus fieles fueran conscientes de que Cristo era hombre y Dios. Ambrosio compone himnos cristológicos con música para que sus fieles los entonen, y cuando San Agustín los oyó, se conmovió, y posteriormente se convirtió.
Estos himnos, al mismo tiempo que servían a Dios de alabanza, profesaban las verdades de la fe en contra de las herejías y a los fieles le servían de consuelo en la dura persecución que sufrían.

IDEAS PRINCIPALES

En sus Confesiones, el tema de la música está también presente en San Agustín y lo introduce como un modo de expresar aquello que, para el simple lenguaje de la palabra, es inexpresable.

Este texto expresa el momento en que Agustín entra en una iglesia y escucha el canto de los fieles; su interior se conmovió y aquella música le llegó a lo más íntimo de su corazón de tal modo, que se sentía movido hacia Dios y le invitaba a la conversión.

Agustín, vuelve a su obra “De Musica” y ahora vislumbra la música desde otra perspectiva, la perspectiva de la teología y el amor al Dios cristiano. La experiencia musical le lleva hacia el Misterio; la música le ayuda a la contemplación, a comprender la verdad y a la alabanza de Dios.

En las Confesiones, Agustín quiere demostrar que la música es el elemento comunicativo más apropiado para llevarnos hacia el Misterio. En esta obra, nos recuerda lo importante que fue para él la experiencia sufrida en Milán de joven cuando escuchó aquellos cantos, aquellos himnos ambrosianos cantados por los fieles; “La percepción de la forma, estructurada en ritmos largos y breves del cursus latino, incide en el ánimo del impresionado Agustín, que es llevado de la escucha de la melodía de estos cantos a la conmoción de las lágrimas”.

Aquí, en este texto donde nos narra su experiencia, podemos ver como se dan las cuatro categorías:

Ø  El joven Agustín entra en una iglesia y escucha el canto, éste canto le   implica, le interpela, le sensibiliza y surge en su interior la emoción. Agustín se siente implicado.
Ø  Para él, esta emoción es tendente al gozo.
Ø  La emoción le deja vislumbrar algo del Misterio, algo que no se puede explicar. Es una emoción que tiene un sentido. Emoción que nos da un sentimiento. Y esto es lo que le sucede a San Agustín, la música despierta en él sus sentimientos y como él mismo dice en este texto: “Aquellas voces...; me encendían sentimientos de piedad, las lágrimas brotaban y me hacían bien”.
Ø  Es una emoción que tiende a la trascendencia, la música da lugar a un movimiento de subida, para él es una evocación de lo trascendente: “La Palabra se une al elemento sonoro, la melodía se une al sentido. Lo inefable se une a la efabilidad sonora. Lo festivo se manifiesta en la experiencia”.

San Agustín, después de una experiencia estética (escuchando Ambrosio) vuelve a Reflexionar la Palabra de Dios, conoce la verdad y profesa la Doctrina de la Iglesia.

Es la belleza, el placer estético de la música, lo que ayuda al fiel a elevar su alma hacia Dios. Al tiempo que le instruye, y educa, pues le dispone a recibir y conservar la Verdadera fe y Doctrina de la Iglesia.
La música tiene sentido en cuanto que es un canto de alabanza a Dios, pero este canto tiene que implicar al cantor y al fiel, tiene que mover el corazón y elevarlo, llevarlo hacia la trascendencia. Así como edificarlo, instruirlo, educarlo y santificarlo.
La oración se hace más viva y personal, lleva a un contacto más íntimo con el Señor y puede mover a amar más a Dios; Al tiempo que le une a la comunidad eclesial, a sus hermanos en la profesión de una misma fe.
 
 
La música no puede ser solo un desborde de sentimientos:

Debe hacernos:

Ø  Reflexionar.
Ø  Confrontar nuestra vida con el querer de Dios.
Ø  Convertir, ayudar a enderezar la vida y corregir lo malo.
Ø  Orar a Dios con todo nuestra mente, corazón y cuerpo.
Ø  Animar.
Ø  Confesar la fe.
Ø  Crear fidelidad.
Ø  Crear identidad de miembros de la Iglesia Católica.
Ø  Crear pertenencia a la Iglesia Católica.
Ø  Impulsar.
Ø  Hacer meditar la Palabra de Dios
Ø  Hacer comprensible la Palabra
Ø  Hacer crecer en santidad

Acentuamos:

Identidad, pertenencia, fidelidad, en cuanto al Ser
Evangelizar, edificar, santificar, en cuanto al hacer
 
Para San Agustín, esta experiencia de Milán no fue algo superficial que quedó sepultada junto a otros muchos recuerdos, no. San Agustín recuerda vivamente este suceso y lo ve tan importante como para incluirlo en sus Confesiones; no fue algo banal, sino que le empujaba hacia Dios y la emoción que sentía le hizo incluso llorar.

No fue solo un desborde de emociones, manifestadas y visibles en la lagrimas

Sino una autentica conversión de vida
Enderezar el camino

Lo que cantamos al rezar no puede ser algo que permanezca en el exterior sin apenas rozarnos; la oración es un encuentro con Dios y por tanto, al rezar cantando, ese canto tiene que implicarnos, entrar en lo más íntimo de nuestro corazón, llenarnos de gozo y ayudarnos a “alcanzar” a Dios.

El canto no debe ser una repetición mecánica, debe concordar con nuestra mente y nuestro corazón con nuestra oración.

Como dice San Benito en su Regla. El canto debe mantener vivo el deseo de Dios, de Su Amor, de vivir para Él; debe ayudarnos a penetrar un poco más cada vez en la profundización y en la vivencia del Misterio.

RECOMENDACIONES

Ø  Sean servidores: ministros.
Ø  Que sus cantos sean una profesión de fe.
Ø  Que sus cantos tengan contenido bíblico, teológico, doctrinal, histórico, litúrgico.
Ø  Respeten siempre la liturgia
Ø  Busquen acercar, convertir a los fieles.
Ø  Que su música no confunda a los fieles.
Ø  Nunca utilicen cantos contrarios a la doctrina de la Iglesia, heterodoxos, no católicos.
 
5. ORACIÓN

Responde a Dios que te ha hablado por medio de su Palabra.
 
6. COLOQUIO

Comparte con otros lo que Dios te ha dicho, lo que has aprendido.
 
7. CONTEMPLAMOS LA PALABRA

De tarea ora, piensa y medita sobre la Palabra de Dios y lo meditado en esta Lectio Divina.
 
8. HACEMOS COMPROMISOS

Para que la Palabra de Dios que ha sido sembrada en ti, crezca y de fruto abundante en tu vida y en nuestra Iglesia por medio de tu servicio, has los compromisos necesarios y esfuérzate por vivirlos. 
 
 
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