La
celebración litúrgica por excelencia es la Sagrada Eucaristía, en ella todos
deben participar de manera interior, ejercitada por una piadosa atención del
alma y de los afectos del corazón, esta atención interior es más completa si se
expresa de manera exterior manifestada por actos externos como la posición
corporal, los gestos rituales, las respuestas y los cantos (Cfr DMS n. 22 a-b).
DIVISIÓN DE CANTOS EN LA EUCARISTÍA
Los cantos de la celebración eucarística se
dividen en:
- Cantos procesionales
- Cantos rituales
- Aclamaciones
1. LOS CANTOS PROCESIONALES: son
los que acompañan las procesiones de: entrada, ofertorio y comunión. Estos
pueden ser sustituidos por alguna pieza
de órgano, “se puede tocar solo antes de la llegada del sacerdote al altar , en
el ofertorio, durante la comunión y al final de la misa” (MS n.65).
2. Y LOS CANTOS RITUALES: los
que son parte del ordinario, Señor ten piedad, Gloria, Santo, Cordero de Dios.
Estos tienen textos que además de su fuerza por ser palabra inspirada, están
consagrados por el uso ritual, que la Iglesia le ha dado como son el Santo, el
Padre nuestro y el Cordero de Dios, otros de composición eclesial, son muy
venerables por su tradición como lo es el Gloria, Éstos no pueden ser
sustituidos por ningún otro canto y la letra de éstos debe de ser respetada
según los textos que la liturgia nos presenta en el misal Romano. (OPMS.
n.14).
LAS ACLAMACIONES: En
la Eucaristía encontramos muchas aclamaciones. Así, la Eucaristía es el medio
perfecto para alabar a Dios, que rebasa aún lo anteriormente dicho. De aquí que
no podemos concebir una Eucaristía sin esta actitud, que se traduce en un
ambiente festivo. Además, el Espíritu Santo produce la alegría del creyente.
Por ello, la alabanza es, no sólo parte esencial, sino característica del culto
cristiano, resultante en quien ha experimentado la salvación . "Pueblos
todos, batid palmas; aclamad a Dios con gritos de júbilo " (Sal. 47,2).
v Antes del evangelio: que
en su mayoría de los casos es el Aleluya que significa “alabado sea Yahvé” se
canta después del salmo, en las ferias, o después de la segunda lectura o
secuencia si los hay. “El Aleluya o el verso que precede al Evangelio si no se
canta, puede omitirse”, (IGMR. n. 63c). En
el tiempo de cuaresma esta aclamación no es aleluya, sino: “Honor y gloria a ti
Señor Jesús". Estas aclamaciones no debe terminar antes de que el
Sacerdote o el Diacono llegue al ambón, se puede repetir cuantas veces sea
necesario. Estas aclamaciones deben de ser cantadas unánimemente todo el pueblo
y no un solo cantor (OLM n.23).
v Aclamación – respuesta a la palabra de Dios:
después de las lecturas de la escritura
el Lector dice o canta “palabra de Dios” y
todos aclaman “Te alabamos Señor” esta también puede ser cantada. En
especial la repuesta al evangelio ha de ser cantada con la respuesta tradicional “Gloria a ti Señor Jesús” u otras respuestas de
alabanza a Jesucristo, como: Tu Palabra,
Señor, es la verdad, y tu ley nuestra libertad o Tu Palabra, Señor, es lámpara
que alumbra nuestros pasos. Tu Palabra, Señor,
permanece por los siglos. Éstas
las sugiere el Misal Romano.
v Aclamación Memorial: las
aclamaciones que se hacen después de la consagración, también se cantan. La CEM
ha tenido a mejor, hacer unos ajustes a la Formula de la consagración junto con sus aclamaciones, la primera no se
cambio, por lo que se puede seguir
cantando de la manera tradicional, la segunda no cambio la respuesta, así que
solo hay que musicalizar como mejor convenga la aclamación, y la tercera hay
que musicalizarla completamente.
v El AMÉN: la
doxología como lo habíamos dicho, se debe de cantar, pues pertenece al primer
grado, junto con su respuesta ¡Amén!; Esta respuesta es muy importante que la
cante toda la asamblea, pues la doxología, expresa la glorificación de Dios, y
se concluye y confirma con la aclamación del Pueblo. (IGMR n. 79 h).
v El Embolismo: es
una aclamación solemne y exige, por su naturaleza, una ejecución vibrante y
entusiasta, se debe cantar siempre que sea posible.
CARACTERISTICAS DE LA MÚSICA EN LA
EUCARISTÍA
“La
música será más santa en tanto que se una íntimamente a la acción litúrgica que
se celebra” (SC n.112), así que los cantos para que sean de uso litúrgico y en
especial para la celebración de la sagrada Eucaristía tendrán observar algunas
características, que por la dignidad de la acción se requieren y que por ser
creada para la celebración del culto
divino, posee las cualidades de santidad y de perfección de las formas (Cfr. TS
n. 2). “No podemos decir que en la liturgia sirva cualquier canto. A este
respecto, se ha de evitar la fácil improvisación o la introducción de géneros
musicales no respetuosos del sentido de la liturgia. Como elemento litúrgico,
el canto debe estar en consonancia con la identidad propia de la celebración. Por consiguiente, todo —el texto, la
melodía, la ejecución— ha de corresponder al sentido del misterio celebrado, a
las partes del rito y a los tiempos litúrgicos” (SCa n. 42).
EL TEXTO:
siempre debe expresar y estimular la fe en Cristo que reúne a la comunidad que
celebra el misterio pascual. No se permiten textos vagamente religiosos o que
expresen valores meramente humanos pero
no específicamente cristianos. (Cfr. OPMS. n. 11) De ninguna manera se deben usar textos con sentido
indoctrinarte, según justas reivindicaciones socioeconómicas o políticas (Cfr.
OPMS. n. 12). El texto debe de ser
principalmente bíblico o inspirado en la Sagrada Escritura, principalmente de
los salmos y el evangelio. (OPMS n. 13). Es de alabar que se usen textos
inspirados en la liturgia para los cantos, ya que expresan muy
concretamente la voz de la iglesia que
celebra, y por ser inspirados en los textos eucológicos se unen íntimamente
con la celebración.
LA MELODÍA:
ésta debe de ser bella, aun en la sencillez y nunca profana, que no evoque música
mundana o que provenga de ella.
MISA CANTADA Y MISA REZADA
Hay
dos clases de Misas: la misa Cantada (in cantu) y la misa “Rezada”. Se llama
misa “in cantu” si el sacerdote celebrante canta, efectivamente, las partes que
las rúbricas prevén han de ser cantadas; sino se llama misa rezada. Si la misa
“in cantu” se celebra con la asistencia de los sagrados ministros se la llama misa solemne; si se celebra sin
ministros sagrados se llama misa “cantada” (Cantata). (DMS n.3) Si la misa es
cantada por el Obispo y hay muchos ministros sagrados se le llama misa
Pontifical. A pesar de que esta distinción fue dada en un documento antes del concilio, la sagrada congregación de ritos y El
Concilio nos dice: “Consérvese la distinción entre la misa Solemne, misa
cantada y misa Rezada, establecida en la instrucción
del año 1958” (MS n.28).