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Música Litúrgica
Lección 5
LA MÚSICA EN LA EUCARISTÍA
39. Amonesta el Apóstol a los fieles que se reúnen esperando unidos la venida de su Señor, que canten todos juntos salmos, himnos y cánticos inspirados (cfr. Col 3,16). Pues el canto es signo de la exultación del corazón (cfr. Hch 2, 46). De ahí que San Agustín dice con razón: “Cantar es propio del que ama”, mientras que ya de tiempos muy antiguos viene el proverbio: “Quien canta bien, ora dos veces”.

40. Téngase, por consiguiente, en gran estima el uso del canto en la celebración de la Misa, atendiendo a la índole de cada pueblo y a las posibilidades de cada asamblea litúrgica. Aunque no sea siempre necesario, como por ejemplo en las Misas fériales, cantar todos los textos que de por sí se destinan a ser cantados, hay que cuidar absolutamente que no falte el canto de los ministros y del pueblo en las celebraciones que se llevan a cabo los domingos y fiestas de precepto.

Sin embargo, al determinar las partes que en efecto se van a cantar, prefiéranse aquellas que son más importantes, y en especial, aquellas en las cuales el pueblo responde al canto del sacerdote, del diácono o del lector, y aquellas en las que el sacerdote y el pueblo cantan al unísono.

41. En igualdad de circunstancias, dése el primer lugar al canto gregoriano, ya que es propio de la Liturgia romana. De ninguna manera se excluyan otros géneros de música sacra, especialmente la polifonía, con tal que sean conformes con el espíritu de la acción litúrgica y favorezcan la participación de todos los fieles.

Como cada día es más frecuente que se reúnan fieles de diversas naciones, conviene que esos mismos fieles sepan cantar juntos en lengua latina, por lo menos algunas partes del Ordinario de la Misa, especialmente el símbolo de la fe y la Oración del Señor, usando las melodías más fáciles.

INSTITUCION GENERAL DEL MISAL ROMANO
La celebración litúrgica por excelencia es la Sagrada Eucaristía, en ella todos deben participar de manera interior, ejercitada por una piadosa atención del alma y de los afectos del corazón, esta atención interior es más completa si se expresa de manera exterior manifestada por actos externos como la posición corporal, los gestos rituales, las respuestas y los cantos (Cfr DMS n. 22 a-b).
 
DIVISIÓN DE CANTOS EN LA EUCARISTÍA

Los cantos de la celebración eucarística se dividen en:

  • Cantos procesionales
  • Cantos rituales
  • Aclamaciones
 
1. LOS CANTOS PROCESIONALES: son los que acompañan las procesiones de: entrada, ofertorio y comunión. Estos pueden ser sustituidos  por alguna pieza de órgano, “se puede tocar solo antes de la llegada del sacerdote al altar , en el ofertorio, durante la comunión y al final de la misa” (MS n.65).

2. Y LOS CANTOS RITUALES: los que son parte del ordinario, Señor ten piedad, Gloria, Santo, Cordero de Dios. Estos tienen textos que además de su fuerza por ser palabra inspirada, están consagrados por el uso ritual, que la Iglesia le ha dado como son el Santo, el Padre nuestro y el Cordero de Dios, otros de composición eclesial, son muy venerables por su tradición como lo es el Gloria, Éstos no pueden ser sustituidos por ningún otro canto y la letra de éstos debe de ser respetada según los textos que la liturgia nos presenta en el misal Romano. (OPMS. n.14).  

LAS ACLAMACIONES: En la Eucaristía encontramos muchas aclamaciones. Así, la Eucaristía es el medio perfecto para alabar a Dios, que rebasa aún lo anteriormente dicho. De aquí que no podemos concebir una Eucaristía sin esta actitud, que se traduce en un ambiente festivo. Además, el Espíritu Santo produce la alegría del creyente. Por ello, la alabanza es, no sólo parte esencial, sino característica del culto cristiano, resultante en quien ha experimentado la salvación . "Pueblos todos, batid palmas; aclamad a Dios con gritos de júbilo " (Sal. 47,2).

Antes del evangelio: que en su mayoría de los casos es el Aleluya que significa “alabado sea Yahvé” se canta después del salmo, en las ferias, o después de la segunda lectura o secuencia si los hay. “El Aleluya o el verso que precede al Evangelio si no se canta, puede omitirse”, (IGMR. n. 63c). En el tiempo de cuaresma esta aclamación no es aleluya, sino: “Honor y gloria a ti Señor Jesús". Estas aclamaciones no debe terminar antes de que el Sacerdote o el Diacono llegue al ambón, se puede repetir cuantas veces sea necesario. Estas aclamaciones deben de ser cantadas unánimemente todo el pueblo y no un solo cantor (OLM n.23).

Aclamación – respuesta  a la palabra de Dios: después  de las lecturas de la escritura el Lector dice o canta “palabra de Dios” y  todos aclaman “Te alabamos Señor” esta también puede ser cantada. En especial la repuesta al evangelio ha de ser cantada  con la respuesta tradicional “Gloria  a ti Señor Jesús” u otras respuestas de alabanza a Jesucristo,  como: Tu Palabra, Señor, es la verdad, y tu ley nuestra libertad o Tu Palabra, Señor, es lámpara que alumbra nuestros pasos. Tu Palabra, Señor,  permanece por los siglos. Éstas  las sugiere el Misal Romano. 

Aclamación Memorial: las aclamaciones que se hacen después de la consagración, también se cantan. La CEM ha tenido a mejor, hacer unos ajustes a la Formula de la consagración  junto con sus aclamaciones, la primera no se cambio, por lo que  se puede seguir cantando de la manera tradicional, la segunda no cambio la respuesta, así que solo hay que musicalizar como mejor convenga la aclamación, y la tercera hay que musicalizarla completamente.

El AMÉN: la doxología como lo habíamos dicho, se debe de cantar, pues pertenece al primer grado, junto con su respuesta ¡Amén!; Esta respuesta es muy importante que la cante toda la asamblea, pues la doxología, expresa la glorificación de Dios, y se concluye y confirma con la aclamación del Pueblo. (IGMR n. 79 h).

El Embolismo: es una aclamación solemne y exige, por su naturaleza, una ejecución vibrante y entusiasta, se debe cantar siempre que sea posible. 
 
CARACTERISTICAS DE LA MÚSICA EN LA EUCARISTÍA

“La música será más santa en tanto que se una íntimamente a la acción litúrgica que se celebra” (SC n.112), así que los cantos para que sean de uso litúrgico y en especial para la celebración de la sagrada Eucaristía tendrán observar algunas características, que por la dignidad de la acción se requieren y que por ser creada  para la celebración del culto divino, posee las cualidades de santidad y de perfección de las formas (Cfr. TS n. 2). “No podemos decir que en la liturgia sirva cualquier canto. A este respecto, se ha de evitar la fácil improvisación o la introducción de géneros musicales no respetuosos del sentido de la liturgia. Como elemento litúrgico, el canto debe estar en consonancia con la identidad propia de la celebración. Por consiguiente, todo —el texto, la melodía, la ejecución— ha de corresponder al sentido del misterio celebrado, a las partes del rito y a los tiempos litúrgicos” (SCa n. 42).

EL TEXTO: siempre debe expresar y estimular la fe en Cristo que reúne a la comunidad que celebra el misterio pascual. No se permiten textos vagamente religiosos o que expresen  valores meramente humanos pero no específicamente cristianos. (Cfr. OPMS. n. 11) De ninguna manera  se deben usar textos con sentido indoctrinarte, según justas reivindicaciones socioeconómicas o políticas (Cfr. OPMS. n. 12). El texto debe  de ser principalmente  bíblico o inspirado  en la Sagrada Escritura, principalmente de los salmos y el evangelio. (OPMS n. 13). Es de alabar que se usen textos inspirados en la liturgia para los cantos, ya que expresan muy concretamente  la voz de la iglesia que celebra, y por ser inspirados en los textos eucológicos se unen íntimamente con  la celebración.
   
LA MELODÍA: ésta debe de ser bella, aun en la sencillez y nunca profana, que no evoque música mundana o que provenga de ella.
 
MISA CANTADA Y MISA REZADA

Hay dos clases de Misas: la misa Cantada (in cantu) y la misa “Rezada”. Se llama misa “in cantu” si el sacerdote celebrante canta, efectivamente, las partes que las rúbricas prevén han de ser cantadas; sino se llama misa rezada. Si la misa “in cantu” se celebra con la asistencia de los sagrados ministros  se la llama misa solemne; si se celebra sin ministros sagrados se llama misa “cantada” (Cantata). (DMS n.3) Si la misa es cantada por el Obispo y hay muchos ministros sagrados se le llama misa Pontifical. A pesar de que esta distinción fue dada en un  documento antes del concilio,  la sagrada congregación de ritos y El Concilio nos dice: “Consérvese la distinción entre la misa Solemne, misa cantada  y  misa Rezada, establecida en la instrucción del año 1958” (MS n.28). 
 
 
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