- musica sagrada

Buscar
Vaya al Contenido

Menu Principal:

Música Litúrgica
13

Orientaciones Pastorales sobre Música Sagrada
41 - 53

IV. LAS CELEBRACIONES
 
41. Más arriba habíamos citado una frase del documento conciliar de Liturgia que es conveniente repetir aquí: "El canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne" (SC 112). La instrucción "Musicarn Sacram" amplia la idea: "La acción litúrgica adquiere una forma más noble cuando se realiza con canto, cada uno de los ministros desempeña su función propia y el pueblo participa en ella.
 
De esta manera, la oración adopta una expresión más penetrante; el misterio de la sagrada liturgia y su carácter jerárquico y comunitario se manifiestan más claramente; mediante la unión de las voces, se llega a una más profunda unión de corazones; desde la belleza de lo sagrado, el espíritu se eleva más fácilmente a lo invisible; en fin, toda la celebración prefigura con más claridad la liturgia santa de la nueva Jerusalén. Por tanto, los pastores de almas se esforzarán con diligencia por conseguir esta forma de celebración”. Y un poco mis adelante: "La preparación práctica de cada celebración litúrgica se realizará con espíritu de colaboración entre todos los que han de intervenir en ella y bajo la dirección del rector de la iglesia, tanto en lo que atañe a los ritos como a su aspecto pastoral y musical" (n. 5).
 
42. Esto es lo que pretendemos con las presentes orientaciones pastorales. Por lo mismo habrá que tener en cuenta, al hacer la selección de cantos y al prepararlos, todo lo que la celebración requiere.
 
43. Se hará notar también, a través de los cantos, el diferente espíritu de cada tiempo litúrgico, para que el pueblo pueda vivirlo mejor. Para ello, tanto los pastores como sus equipos litúrgicos se esmerarán en conocer muy bien el espíritu propio del Adviento y la Navidad, la Cuaresma y la Pascua, el Tiempo ordinario y las Fiestas.
 
44. Igualmente, los cantos harán notar el sentido especial que tienen las celebraciones dominicales, como día típico de la Iglesia y de la Eucaristía; igualmente el de las demás fiestas eclesiales.
 
45. Los días ordinarios, aunque con mayor sencillez, pero también requieren ordinariamente del canto.
 
46. Hay ciertas partes del Ordinario de la Misa que piden especialmente el canto, ya sea por su propia importancia o por su sentido hímnico o aclamatorio.
 
47. Cada canto debe corresponder al momento celebrativo. Queremos destacar especialmente:
a)     El canto de Entrada, a la vez que acompaña la procesión de los ministros, ayuda a formar el sentido de comunidad y a responder al Ilamamiento de Dios a fin de celebrar la Pascua de Cristo, en uno u otro de sus aspectos y en la situación vital de la comunidad. No deberá prolongarse después de que ha terminado la entrada de los ministros.
b)    El Salmo responsorial, que es la respuesta del pueblo de Dios a la Palabra de Dios proclamada en la primera lectura, tomado normalmente del Salterio, o también un cintico del Antiguo Testamento o del Nuevo. Su mismo nombre de salmo pide que ordinariamente sea cantado, al menos el responsorio. El nombre, no oficial, que se le ha dado, de "canto de meditación", ha equivocado los criterios. La función del salmista es distinta de la del lector (ef SC 28).
c)     La aclamación a Cristo antes del Evangelio, que es en la mayoría de los tiempos litúrgicos el Aleluya, pide también el canto. Recordemos que se trata de una aclamación festiva, con un versículo evangélico, y no de un canto con estrofas que terminan en un Aleluya, como muchas veces se hace y algunos cantorales proponen. Igualmente recordamos que en ocasiones es muy conveniente repetir la aclamación al terminar la lectura evangélica.
d)    El Sanctus y las aclamaciones dentro y al final de la Plegaria eucarística, tienen importancia muy especial, destacándose el Amén con el que el pueblo rubrica y hace suya toda la plegaria.
e)     El canto durante el saludo de paz, no es litúrgico; sería mejor no darle cabida. En todo caso, no debe dañar el canto inmediato del Cordero de Dios, que si es litúrgico y acompaña a la Fracción del pan, y al que hay que darle especial relieve.
f)     Cuando, después del canto de la comunión, se canta otro canto en vez del silencio prolongatorio de la comunión, debe escogerse el que ayude a esta finalidad, pero téngase en cuenta que lo normal es el silencio.
48. Todas estas últimas indicaciones se han referido a los cantos de la celebración eucarística como la central y más frecuente de la comunidad cristiana. Pero los mismos criterios y los mismos cuidados habrá que tener para los cantos de la celebración de otros sacramentos, especialmente del bautismo y la celebración comunitaria de la penitencia y similarmente en los ejercicios piadosos y devociones.
 
49. Un cuidado muy particular habrá que poner en las celebraciones litúrgicas que tienen un especial sentido social, como en los matrimonios y quince años.
 
50. En éstas, el sentido de celebración religioso de la fe debe absolutamente prevalecer. Con gran frecuencia se escuchan cantos profanos de corte sentimental y amatorio, según el gusto de los novios. En otras ocasiones aparece como un concierto de música al que va artificialmente adosado el rito; hasta se reparten programas con las intervenciones musicales. Todo ello es totalmente ajeno a la liturgia y debe ser proscrito.
 
51. Los párrocos y demás rectores de las iglesias deberán vigilar los programas musicales que se presentan a los novios y eliminar lo que no sea conveniente.
 
52. Conviene que los sacerdotes, cuando ayudan a las parejas a preparar el rito de su matrimonio, las orienten para que puedan seleccionar con buen criterio la música y los cantos.
 
53. Con frecuencia se oye ejecutar música y hasta alga himno nacional extranjero durante la Plegaria eucarística. Esto va totalmente contra el sentido mismo proclamatorio principal de la oración.
 
 
 
Regreso al contenido | Regreso al menu principal