MENSAJE

El Canto y la música, son sin duda parte importante de la liturgia, pues por este arte, el hombre expresa, lo mejor de sí. La Iglesia, estima, promueve e impulsa, el uso de la música y el canto en la liturgia porque ve en ellos el modo más eficaz de expresar algunas características fundamentales de sí misma.

A lo largo de la historia la Iglesia canta, como Jesús y con Jesús, aun en sus distintos modos según la época y la cultura este signo no pierde su eficacia, comenzando por el más perfecto ejemplo como lo es el canto gregoriano, el cual es canto oficial de la Iglesia de rito latino, pues se ajusta a las palabras, interpreta su fuerza y eficacia, y su inspiración es artística sublime y santa. También la polifonía sagrada que da esplendor y solemnidad a las celebraciones, por medio de la perfección y belleza del arte elevando las almas de los hombres a realidades celestiales. La música especialmente la del órgano, instrumento oficial de la Iglesia llena de solemnidad las celebraciones, y sostiene el canto de la asamblea, desde tiempos antiguos este instrumento se usa, hay que valorarlo y no excluirlo por criterios modernistas, que reducen a mero entretenimiento este servicio a la Iglesia. También hay que darle su valor al canto que nace del pueblo y que en su sencillez ayuda al hombre a unirse a Dios. La Iglesia ha cantado desde siempre, y la razón, nos la muestra la teología, desde las cristología, haciendo ver que Cristo Jesús es el canto nuevo, dirigido al Padre, cantar en Misa, es hacer presente a Cristo como alabanza perfecta y armoniosa a Dios, ésta como acción del Cristo total, cabeza y miembros, pues la Iglesia canta no sólo porque Cristo lo hizo, como atestiguan los evangelios, sino porque la razón de ser del hombre a ejemplo de Cristo, es dar Gloria a Dios. También el canto es signo de comunión, forma Iglesia une a los hombres, acaba con las enemistades y promueve la fraternidad. La asamblea que canta un mismo canto, a una sola voz, en un mismo tono, es signo externo de la intima unión, que existe por el bautismo y que llamamos la comunión de los santos, por lo que al cantar todos juntos nos unimos en la alabanza a los ángeles y los santos haciéndonos realmente una sola cosa.


El canto y la Música también, nos reflejan desde la antropología, la alegría de saberse salvados, y nos forma un ambiente de fiesta, el cual debe de ser característica del cristiano. Pero también se advierte, que el mejor canto no es el exterior, sino el que nace del corazón del hombre y es expresado desde los labios, pero principalmente con la vida, la cual tendremos en su modo más perfecto frente a Dios y no haremos otra cosa sino cantar para él.


Cantar con seriedad y respeto significa, cantar según lo que la Iglesia nos enseña, pues la música es sólo servidora de la liturgia por lo que no se rige sólo por sus reglas. El Magisterio de la Iglesia nos enseña a cantar y nos da normas para que este sublime arte, no pierda su significación y cumpla con su objetivo, la alabanza de Dios y la edificación de los hombres.


El saber todo esto nos tiene que llevar a valorar, este tesoro de la Iglesia y a aplicar su enseñanza, conocer el sentido del canto y la música en la Misa, se tiene que concretizar en una aplicación pastoral, que ayude a mejorar el desempeño de los ministros del canto, impulsados y guiados por los sacerdotes, he aquí la importancia de la formación musical en los seminarios la cual es una prioridad, pues la Iglesia no sólo actúa, sino que se expresa también en la liturgia, vive de la liturgia y saca de la liturgia las fuerzas para la vida por lo que la acción litúrgica y especialmente la Eucaristía, tiene que ser celebrada del modo más perfecto, en todas sus dimensiones entre ellas la música. El reto es grande, y sólo lograremos cambiar nuestra situación si dejamos nuestros propios criterios y gustos, para tomar los de la Iglesia, dejar que brille Cristo, que es el cántico nuevo de la Iglesia y nosotros seamos sólo humildes servidores, a los que no les importe aparecer ante los hombres y podamos hacer nuestras las palabras del salmo 95 Cantate Domino canticum novum.

 

Diác. Juan Manuel Venegas Medina

Responsable de la Dimensión de Música Litúrgica

Arquidiócesis de Tlalnepantla

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